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Vivir en Suecia Capítulo 3: Independizarse; Migrar solo, es migrar dos veces.

Updated: Sep 12, 2022

A lo largo de los años, las migraciones han sido un proceso que ha acompañado a la humanidad. Éstas implican un cambio de residencia, que puede ser de país o incluso de continente, y tienden a darse en aquellos momentos en los que las personas buscan mejores oportunidades.

Este proceso suele acompañarse de nuevas metas vitales e ilusiones, sin embargo, el cambio puede suponer un gran impacto psicológico. Esto se debe a que este cambio de residencia implica un reajuste total del contexto de la persona, en el cual se lidia, asimismo, con un estresor tal como la incertidumbre.

Tomar la decisión de cambiar de lugar de residencia tiende a resultar difícil. Al evaluar la situación particular, se ponen en la balanza todas las ventajas y dificultades que pueda implicar el cambio. Y es en el momento en el cual consideramos que puede haber más ventajas que desventajas cuando decidimos cambiar.


El hecho de comenzar un nuevo periodo vital en un lugar distinto puede suponer nuevas oportunidades, las cuales permiten explorar los límites personales y las fortalezas. Todo esto nos lleva a un mayor autoconocimiento, y puede ser muy positivo para un mayor desarrollo personal. Además, dependiendo de la situación personal, esta nueva situación puede suponer una mejora en diferentes áreas vitales, como puede ser por ejemplo, la laboral.


El antropólogo Kalervo Oberg plantea este choque cultural como un proceso que se divide en 4 etapas:

  1. La luna de miel. En esta etapa las diferencias se perciben como positivas e incluso emocionantes. Esto implica una idealización de la nueva cultura, llegando incluso a considerar que es mejor qe nuestra cultura previa.

  2. Negociación. Esta segunda etapa implica darse cuenta de los aspectos que consideramos más negativos de la nueva cultura, o al menos somos conscientes de que nos cuesta lidiar con ellos. En este momento, se realiza una comparativa entre ambas culturas y se perciben principalmente diferencias catagoladas como negativas. Emociones como la irritabilidad, ansiedad o miedo suelen estar muy presentes en esta etapa. Asimismo, se comienzan a echar en falta aspectos de la cultura previa, como amigos, familia, etc.

  3. Ajuste. Conforme pasa el tiempo, la persona se adapta a las nuevas costumbres y es capaz de verlas de un modo objetivo. Esto no implica que le gusten o no, simplemente que sabe responder ante las dificultades.

  4. Adaptación. En esta última etapa se produce una asimilación de las nuevas rutinas de la cultura, por lo que no existen dificultades de adaptación. Algunos autores también denominan a esta etapa “biculturalismo”.

La actitud con la que abandonamos el país de origen determina, en cierto modo, como será la llegada. Es fundamental replantearse los motivos por los cuales decidimos cambiar e intentar verlo desde la perspectiva de un nuevo reto para nuestro futuro, en lugar de dejar nuestro país con una sensación de fracaso o de derrota.


Dedicar un tiempo a nuestros intereses o hobbies puede suponer un momento my gratificante y de bienestar fundamental de mantener en los momentos donde la adaptación se dificulta. Ademas, podemos intentar buscar nuevos espacios donde mantener nuestros intereses en nuestro nuevo contexto, Kevin un joven ingeniero recién llegado a Suecia, nos cuenta un poco de su experiencia de migración a Suecia, y lo que ha estado haciendo para desarrollarse en su nuevo contexto.



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